Bueno…. Ya faltan pocos minutos… y se nos raja un año y el contador se pondrá en cero. La tierra volverá a cerrar un ciclo y pasará de nuevo por un nuevo punto para soñar y forjar nuevos mañanas.
Más allá de los cálculos astronómicos, lo cierto es que los primeros de enero tienen ese sabor tan necesario de rebeldía, cambio social y revolución que necesitamos dar como humanidad, para garantizar dignos futuros donde la vida no se pierda en un callejón sin salida.
Hace no muchos años y a la par que el posmodernismo se erguía como una nueva religión cuyas misas se daban en los shopings y los discursos invitaban a ser realistas y abandonar nuestros argonáuticos barcos de transformación social; los primeros de enero se transformaron, en nuestras latitudes, en un girón para apuntalar nuestra necedad.
Quien hizo de su guitarra el arado más profundo decía con claridad:
“Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.”
Y allí están los barbudos entrando en La Habana (hace 55 años), echando dictaduras y abriendo surcos de dignidad en nuestra América colonizada. Y están los inexistentes levantando sus rostros con sus pasas montañas para recordarnos las profundas y vivas raíces de nuestra ancestral lucha.
Están allí quienes mostraron el latido del corazón rebelde de nuestra américa morena, india, campesina, obrera. Estamos aquí quienes continuamos abriendo surcos para que el torrente rebelde sea cada día más fuerte.
Estamos aquí quienes abrazamos los 1 de enero para apuntar bien alto y dar renovados vientos a nuestro intrépido viaje, que solo encontrara puerto cuando la injusticia no nos sea algo común.
Dice el Manifiesto zapatista de náhuatl:
“No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder.
Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida…”
El primero de enero nos pondrá cara a cara contra quienes niegan la vida y brindan por el lucro. Este primero de enero lo voy a esperar en el punto de resistencia más alto que tenemos en estas tierras contra los que vienen a sembrar muerte y destrucción.
¡Arriba lxs que luchan! ¡El futuro es nuestro!
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