Que escuche la tierra

Los chicos corren por el callejón, la sensación de alegría le conmueve al verlos desde la ventana.

No entiende a lo que juegan, pero verlos feliz ya es un gran alivio.

Se sienta y mira al sol por su ventana y recuerda que hace mucho no van a mirar el mar. Lo interrumpe el llamado de su mujer que le pide que llame a los niños.

Mira nuevamente por la ventana y los niños ya no están, ocurre que con sus gritos y risas ya entraron a la casa. Siente sed, mucha sed, pero un silbido no lo deja pensar, se limpia el rostro, mira al sol pero ya no está, el silbido lo aturde, se pone en pie y no reconoce donde está. Se mira las manos y no comprende. Encuentra un martillo, llama a sus hijos y a su mujer. Nadie atiende a su llamado. Se sienta en el polvo, toma fuerzas, comienza a escarbar y con desesperación, continua llamado a sus hijos. Hace un silencio, pero nadie responde. Sus manos son garras que tratan de abrir el paso del sol. Y en un segundo comprende todo, llora, pero no se da por vencido. corre de un lugar a otro, enuncia sus nombres, golpea con su corazón entre los escombros y pronuncia sus nombres. Los quiere ver jugar nuevamente.

Franja de Gaza, 02 de noviembre de 2023, al medio día.

Alto el fuego.

Ayuda humanitaria.

Texto: José Fernández


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