Partida

Finalmente la mañana del viernes, mi viejo falleció. Respetamos su pedido.

De estos 15 días nos queda mucho por aprender, pero con mis hermanas y toda la familia tenemos la tranquilidad que le dimos todo, por sobre mucho amor. Hasta siempre viejo.

Unos días antes de morir, entre morfina y dolor, recitaba fragmentos pequeños de un poema de Garcia Lorca.

» Pero yo ya no soy yo,

ni mi casa es ya mi casa.

Compadre, quiero morir

decentemente en mi cama.

De acero, si puede ser,

con las sábanas de holanda.

¿No veis la herida que tengo

desde el pecho a la garganta?

Trescientas rosas morenas

lleva tu pechera blanca.

Tu sangre rezuma y huele

alrededor de tu faja.

Pero yo ya no soy yo.

Ni mi casa es ya mi casa.

Dejadme subir al menos

hasta las altas barandas,

¡Dejadme subir!, dejadme

hasta las altas barandas.

Barandales de la luna

por donde retumba el agua «.


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