Vuelvo a redescubrir en aquellas revistas que llegaban a mi infancia, por el año 1981, la emoción e intriga que generaba cada ejemplar. Esperaba que mi viejo la terminara, para poder leerla yo.
Con los años pude conservar varios ejemplares, que sobrevivieron a mudanzas, separaciones, olvidos, en fin, al tiempo.
Al día de hoy me continua generando curiosidad, el por qué la dictadura, con su aceitado mecanismo de censura, permitió que se republicara y distribuyera por los kioscos, esta historieta. ¿Habrá ocurrido una falla en la matrix o solo una lavada de cara de los genocidas? ¿ O fue una maniobra para simular que Héctor, no estaba desaparecido? ¿Quiénes serán los héroes anónimos que la reeditaron?
Fuese cuál fuese la verdad, el primer ejemplar (de 11 episodios) tenía esta editorial del mismo Oesterheld, donde explicaba el por qué de El Eternauta, cómo la había construido y cuál era en definitiva su íntimo sentir, donde sin duda Héctor, se encuentra a si mismo.
Texto: José Fernández ☆
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«Siempre me fascinó la idea del Robinson Crusoe. Me la regalaron cuando era chico. Me desveló. Pero más de una vez.
El ETERNAUTA, inicialmente, fue mi versión de Robinson. La soledad del hombre rodeado, preso, no ya por el mar sino por la muerte. Tampoco el hombre solo de Robinson, sino el hombre con familia, con amigos. Por eso la partida de truco, por eso la pequeña familia que duerme en el chalet de Vicente López, ajena a la invasión que se viene. Ese fue el planteo. Lo demás … lo demás creció solo, como crece sola, creemos, la vida de cada día.
Publicado en un semanario, El ETERNAUTA se fue construyendo semana a semana; había, si una idea general, pero la realidad concreta de cada entrega la modificaba constantemente. Aparecieron así situaciones y personajes que ni soñé al principio. Como el «mano» y su muerte. O como el combate en River Plate. O como Franco el tornero, que termina siendo más héroe que ninguno de los que iniciaron la la historia.
Ahora que lo pienso, se me ocurre que quizá por esta falta de héroe central, EL ETERNAUTA es una de mis historias que recuerdo con más placer.
El héroe verdadero de EL ETERNAUTA es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir intimo: el único héroe valido es el héroe «en grupo», nunca el héroe individual, el héroe solo».
Héctor G. Oesterheld
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