Por mis venas corre jugo de rosas

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Por: @Josecomunicando /
NO tengo fotos de mis bis abuelos, de hecho poco sé de sus historias, de sus alegrías y sus tristezas, pero imagino que habrán sido como toda la gente de su época, de corazón noble y actitud firme ante una vida que poco daba y todo lo quitaba. Hay un refrán árabe que dice: “los hijos no se parecen a sus padres, sino a los tiempos que les tocan vivir”, de seguro estarán allí las pistas para dar un contexto desde donde imaginarlos y poder pensarlos desde el hoy.

Que “Oriente próximo” es una zona de eterno conflicto indescifrable para nosotros no es una novedad, es más siempre buscamos perdidamente en un mapa imaginario ubicar los países y regiones de la zona, para podar dar geografía a los datos que tenemos.
Pero lo concreto dentro de esta nebulosa de memoria y geografía desterrada, es que un cuarto de mi sangre tiene el color del lugar donde hoy apuntan los misiles del imperio. Yo no creo en la genética identidad que otorga la sangre, pero si siento por diversos motivos y uno de ellos es el de origen en sentirme apuntado también.
“Sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo…” decía un hombre a sus hijos antes de partir a la eternidad.
No me es indiferente ninguna guerra, no me da calma saber que los cobardes misiles teledirigidos desde km de distancia van a tapar el cielo y por las noches no brillaran las estrellas. Mi bisabuela se llamaba Saira Srur, que en castellano significa Brillante Alegría, mi bisabuelo Isac Vitar era de la ciudad de Hama (que en castellano significa Fortaleza) y hablaba muy bien francés, el idioma del imperio que controlaba la región. Hama es la cuarta ciudad más grande de Siria luego de Damasco, Alepo y Homs.Fue a principios del siglo XX y una vez casados Saira e Isac huyeron de la guerra con los turcos. Escaparon de la dominación imperialista, tanto francesa como la turca, para venir al sur del planeta a soñar y realizarse como personas.Brillante Alegría murió de tifus a los treinta años, Isac se perdió en el tiempo, pero casi una decena de hijos/as quedaron en Argentina y otros/as en Siria. Uno de esos hijos, (por parte de Isac) en junio de 1967 murió en la guerra de los 6 días contra Israel.

Una calurosa tarde de verano, mi abuela, quien perdió a su mamá a muy temprana edad, me dio de beber un manjar que nunca volví a tomar, el jugo de rosas era la increíble bebida que la llevaba a su infancia y la conectaba con Brillante Alegría.

Esa tarde le pregunte desde mi ignorancia si ese jugo era turco, lo cual generó en ella una incalculada reacción, aún recuerdo su mirada de fuego cayendo sobre mi, mientras me decía: ¡¡¡ Nosotros somos árabes !!!

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