Por: @Josecomunicando
“Ahora vamos a ver si seremos como el Che, si ponemos el cuerpo y logramos vencer”; dicen que dijo Marcelo antes de partir al lugar donde la América Latina se angosta pero se ensancha de revolución.
Dicen que dijo aquel que en septiembre entregó su sangre cubriendo la retirada de lxs cumpas.
Dicen que dijo aquel que siempre me pareció un grande al ver su heroica foto.
Marcelo siempre nos miró con su ternura revolucionaria, siempre nos invitó a defender la colina y a poner el cuerpo, sin importar donde estábamos.
Desde el corazón de la selva aún nos grita: » si ponemos el cuerpo y logramos vencer”…»
Aquel joven de tan solo 22 años no dudo de enfrentar junto a sus camaradas, al ejercito fascista adiestrado, comandado y financiado por los EEUU. Ramiro Vásquez, miembro de la comisión política del Frente Farabundo y jefe del comando de guerrilla que integró Feito, lo recuerda de esta forma: “En varias oportunidades puso en riesgo su cuerpo para sacar heridos y muertos. Jamás permitió que alguien se quede en medio de las fuerzas enemigas”.
Marcelo Feito, joven militante comunista argentino, ex obrero metalúrgico, participo de la lucha revolucionaria del pueblo salvadoreño y cayó en combate en septiembre de 1987 en El Salvador.
Claudia Korol, cree haberlo visto en diciembre de 2001 en Buenos Aires, lo recuerda de esta forma: » El 20 de diciembre del 2001, entre el fuego y el humo, vi volar una piedra certera, como los disparos de Marcelo. El pibe que la tiró, que no conoció a Marcelo, tenía en el pecho una remera del Che. Era muy parecido a Marcelo, y también al otro chaval que conocí en Chiapas, aprendiendo y enseñando a escribir la historia. Yo, que no conocía al pibe que tiró la piedra, recordé en su sonrisa orgullosa, un gesto de Marcelo».
El día que fueron asesinados Santillan y Kosteki en la ex-estación de trenes de Avellaneda, por parte de la policía provincial de Buenos Aires en junio del 2002, se me vino a la mente la caída en combate de Marcelo. La caída de aquellos que entregan sus vidas para cubrir la retirada y que no permiten que compañeros heridos, ni muertos queden bajo el poder del enemigo.
Dario Santillan también era un joven militante social, de una Argentina bien distinta a la que conoció Marcelo Feito, pero es indudable (aunque no se hayan conocido por 15 años de diferencia) que Dario y Marcelo son hermanos de la misma América Latina que todas las mañanas nos interpela diciendo: «… si ponemos el cuerpo y logramos vencer..»
Marcelo fue parte de la Brigada General San Martín integrada por jóvenes militantes de la Federación Juvenil Comunista de la Argentina que fueron a combatir en El Salvador junto al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional.
Anteriormente en 1985 participó en las “Brigadas del Café” en Nicaragua para abrazar de esa forma a la naciente revolución sandinista.
Hoy una escuela rural salvadoreña lleva el nombre de Marcelo; el pueblo campesino puso su nombre en honor a él.
Hoy la estación de trenes de Avellaneda se llama Dario y Maxi, también fue el pueblo que logró que llevara su nombre.
Dario Santillán al momento de ser fusilado por el comisario Franchiotti, también tenia 22 años.
Los dos con sus miradas nos interpelan y nos dicen: “… vamos a ver si seremos como el Che, si ponemos el cuerpo y logramos vencer”.