Ayer al medio día mientras veía salir a las madres de los Tribunales Federales y a cada lento y aplomado paso lleno de dignidad y orgullo por este importante avance en la lucha contra la impunidad y condena a los genocidas, se me venia a la cabeza esta canción que cantábamos a fines de los ochenta en las calles de Córdoba:
«Somos de la gloriosa juventud argentina, la que hizo el cordobazo, la que peleó en Malvinas. A pesar de los golpes y de nuestros caídos, la tortura y el miedo, y los desaparecidos…. ¡¡¡ NO NOS HAN VENCIDO!!!»