
Aún tengo en la retina de mi memoria cuando en una noche de la madrugada del invierno del 76 nos despertamos en mi casa con un ruido muy fuerte en la puerta del departamento donde vivíamos en barrio Guemes.
El Ejercito había allanado el departamento de enfrente.
La voz de mi vieja entrado a mi pieza y diciéndonos a mi hermana Graciela y a mi que teníamos que prepararnos, aún la retengo en los oídos.
No se porque, pero mi instinto en aquella madrugada fue el de querer ver que ocurría y fui hasta la puerta y observe por la mirilla, que a punta de ametralladora tenían contra la pared a lxs estudiantes universitarixs que allí vivían. Para mí era muy fuerte verlos allí, ya que con ellos yo sabia jugar.
Luego, mi vieja me agarraba, me sacaba de la puerta y me llevaba a la pieza y me decía que esperara allí.
Estaba sentado en la cama, en la oscuridad y rápidamente decidí vestirme esperando algo más.
Mi memoria se acaba cuando mi vieja vuelve a la pieza y me dice: “José, dormite que vamos a estar bien”.
Al otro día supimos que un par de lxs estudiantes que vivían enfrente fueron llevados por el Ejército.
Como un corte cinematográfico la memoria vuelve a correr a mediados del 77 cuando salía del Jardín de Infantes y esperaba que mi viejo me buscara en la puerta del colegio. De repente se acerco un hombre y una mujer vestidos de traje (no se porque retengo ese detalle), el hombre se acerca y me pregunta si me llamo José, a lo que respondo que “si”, entonces me dice que mi viejo no me puede buscar, y que ellos me van a llevar a mi casa. A lo que respondo que NO!!.
Tanta fue mi negativa que la mujer se acerco y me dijo “acompañanos, tu papá nos mando, porque él no puede venir”, me extendió la mano y cruzando la avenida Pueyrredón me suben a un auto, me sientan en el asiento de atrás, hacemos un par de cuadras, hasta mi casa, y en el camino me hacen preguntas pero no recuerdo cuales.
Nuevamente la imagen salta y en el próximo cuadro, veo a mi viejo escoltado por dos hombres de traje que lo van bajando por las escaleras, y cuando nos cruzamos en el camino, él me dice: “José en la pieza esta tu hermana (Paula), cuidala vos”. Entré al departamento, tome a mi hermana de meses en mis brazos y la lleve a la casa de una vecina hasta que llego mi mamá.
Después de tres días aparecía mi viejo con una tira de golpes en el cuerpo, para luego enfrentar varios años de hambre, ya que mi viejo y vieja quedaron cesanteados en el laburo y dentro de las famosas listas negras.
Con el tiempo pude comprender lo que había ocurrido. Con el tiempo supe que mi historia era una más de las tantas que hicieron a la represión, a la oscura noche de nuestra reciente historia.
Supe con el tiempo que el intento de la dictadura fue borrar la rebeldía de nuestro pueblo y nuestra memoria.
Vaya este recuerdo como acto de memoria rebelde.