Por: @josecomunicando /
Solo basta con pegar un grito en la vereda, para que se active el mecanismo más antiguo de comunicación barrial. Para ponerlo en marcha es necesario decir en tono fuerte el nombre del destinatario y automáticamente unos segundos después, el inalámbrico sistema más fiable que el wifi y con un alcance superior a los que se venden en el mercado se activa.
Las antenas móviles, que son los niños, repiten el nombre del destinatario completando de forma inteligente la oración (como no lo hacen los Smartphone) para que el destinatario comprenda el mensaje. De esa forma mi monosílabo mensaje de: “Lautaro”, se transforma en “Lautaro. Tu papá te está buscando” o “Dale. Tu papá…”.
El mensaje corre con velocidad óptica y las antenas saben para donde direccionar el mensaje, prueba de esto es que a los segundos veo a mi hijo venir a hacia mí, pateando tierra para decirme cara a cara ¡¡¡¿Qué quéres?!!! Y allí arranca la video conferencia.
Un milagro de la comunicación ¿no?