Por: @Josecomunicando
Caminamos con la magia de García Márquez.
Traspasamos las cortinas del olvido y la mentira, con la visión aguda de Eduardo Galeano.
Respiramos con los poemas de amor de Pablo Neruda.
Palpitamos con el sentir de Mario Benedetti.
Poseemos la inteligencia de José Carlos Mariátegui
Nuestra sangre fluye con el candor y empuje de Chávez.
Nos aferramos a nuestra tierra con las raíces de Tupac Amaru, Micaela Bastidias.
Nuestra rebeldía tiene el sombrero de Augusto Cesar Sandino y el cabalgar de Farabundo Marti.
Tenemos la persistencia de Luís Carlos Prestes y sus valientes.
Brillamos con la estrella y sonrisa de Guevara y golpeamos a los poderosos con su puño.
Marchamos con la aguda mirada de siglos de Fidel y el glorioso espartano pueblo cubano.
Cabalgamos junto a Zapata y Pancho Villa.
Levantamos nuestro sable de la mano de Juana Azurduy y Simón Bolívar.
Dormimos en los sueños de Frida Calo.
Nuestras luchas son dibujadas en grandes murales por Diego Rivera y Siqueiros.
En la noche silenciosa escuchamos los susurros subversivos de Roberto Santucho y Carlos Fonseca.
Antes que salga el sol cruzamos los desiertos guiados por Manuel Rodríguez.
Nuestras heridas son curadas por Salvador Allende.
Nuestros vientos soplan desde nuestra Patagonia Rebelde y nuestro Caribe rebelde.
Nuestros niños juegan en los campos Mapuches, corren por las playas caribeñas, se alimentan con el sol Inca y del Tawantinsuyu, mientras bailan bajo el cielo azul y se mimetizan en nuestra selva Amazonia.
Todo eso somos y tenemos…
Somos lo que ellos no tienen.
Somos lo que ellos no pueden soñar.
Nuestros sueños son sus pesadillas. Estamos orgullosos de que sea así.
Nosotros somos la rebeldía esperanza, lo que quieren aplacar con sus tácticas distractivas y sus burdas embestidas.
Somos la impetuosa contradicción que quieren invisivilizar.
Somos la expresión de la lucha de clases.
No somos ni la plutocracia, ni la república perdida.
Tenemos los sueños inconclusos de varios siglos de opresión.
Somos pueblo y venimos por nuestro futuro. Aunque mal le pese a unos pocos.
Opiniones al margen 