Con esta bandera San Martín y su ejercito de indios, criollos y negros, cruzó los Andes para expulsar a los realistas, luego ese ejercito popular llegaría al Perú para concluir una misión histórica y clave para América Latina.
La revolución de mayo daba muestras claras de su vitalidad y voluntad.
Pero fue Mariano Moreno quien alertó sobre el desafío de nuestro pueblo para las próximas generaciones: «Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía»
Hoy, en los actos de la declaración del 9 de julio estará presente el Rey de España, el corrupto, delincuente y asesino Juan Carlos, su presencia no es tan solo una ofensa para nuestra historia sino para nuestro presente, el cual nunca dejó de ser el de ponernos de alguna manera al servicio de esos intereses que muestran los eslabones no cortados con la dominación Europea.
La hora de nuestra América Latina o Abya Yala aún espera.
¿Que hacer con los enemigos de la revolución de mayo?
La primera Junta de Gobierno encomendó a Mariano Moreno el desarrollo de un Plan estratégico para llevar adelante la revolución.
El texto de esa estrategia, el cual se llamó: «Plan revolucionario de operaciones» se pudo conocer a fines del Siglo XIX y en uno de sus pasajes deja instrucciones claras de como proceder ante los enemigos de la revolución: «Con los enemigos declarados y conocidos debe observar el Gobierno una conducta muy distinta, y es la más cruel y sanguinaria (…).A la menor semiprueba de hechos, palabras, etc. contra la causa, debe castigarse con pena capital, principalmente cuando concurran las circunstancias de recaer en sujetos de talento, riqueza, carácter, y de alguna opinión; pero cuando recaiga en quienes no concurran éstas, puede tenerse alguna consideración moderando el castigo. (…). Consiguientemente, cuando caigan en poder de la patria de estos [enemigos], como gobernadores, capitanes generales, mariscales de campo, coroneles, brigadieres, y cualesquiera otros de los sujetos que obtienen los primeros empleos de los pueblos que aún no nos han obedecido, y cualesquiera otras personas de talento, principalmente los que tienen un conocimiento completo del país, (…) debe decapitárselos.»
El Plan de Operaciones fue aprobado por la Primera Junta en agosto de 1810.
PD: Yo no creo en los espíritus, pero recomiendo a tantos serviles rastreros que se visten de fiesta, que coman empanada o locro, no vaya a ser que se sienten a comer un asadito y justo cuando están con el cuchillo se les aparezca Mariano Moreno.
Por: @Josecomunicando