Sabemos de derrotas, de terribles derrotas, y de pocas victorias transitorias.
Quienes queremos el cambio social y/o revolución, amamos la historia, ya que en ella están los rastros de nuestro linaje rebelde, que siempre ha resistido todos los intentos de borrarnos de la faz de la tierra.
Los poderosos cultivan el olvido abnegadamente y sin descanso. También están los grandes omitidores de la historia, ellos la escriben como un cuento infantil, vacío de humanidad, esperanzas y luchas de clases.
En el cono sur de nuestra América Latina, tenemos el distinguido honor de contar entre lxs nuestrxs a un gigante, a un humanista de la talla de un titán. Él se ha medido con los poderosos y los ha batallado sin cuartel, sin descanso. Por su espada pasaron generales, presidentes sinverguenzas, empresarios, genocidas y varios de aquellos que usaron la historia para ocultar los caminos de lucha de nuestro pueblo.
En el puño de su pluma están los rebeldes trabajadores de la patagonia, los pueblos originarios en resistencia, la poesía de la lucha de clases, la esperanza de las putas, los sueños de lxs humildes, la presencia de lxs olvidadxs y de quienes hicieron y forjan el nuevo amanecer.
En su textos no hay una sola gota de idealismo, solo el oleaje histórico de los mares de revoluciones por hacer.
Feliz 90 años de lucha, maestro de la historia.
«…el egoísmo, el ansia de posesión, la muerte del otro como medio de lograr honores no pasan a la historia definitiva. Sólo aquellos que tratan de cumplir con los principios de Igualdad, Libertad, Fraternidad son los que pasan a la Historia definitiva!».
Osvaldo Bayer