Nos permite lamentarnos y hasta conmovernos por lxs niños y jubiladxs con hambre y carencias, pero cuando están en sus etapas de vida políticamente activa (desde la adolescencia y entrada en la vejez) quienes no pueden vivir de la sociedad del consumo, son tratadxs y visto por la sociedad, como delincuentes, vagos, choriplanerxs, ventajeros, ñoquis, vividores; merecedores de sobre-vivir aislados, marginados, incluso en cárceles, represiones y hasta muerte.
El sistema siempre tiene un modo y medida para garantizar su cíclica continuidad. La debilidad y la humillación lo nutre para regenerarse.
☆José