Por: José Fernández |
La descontrolada conducta que nos lleva a vivir como si la pandemia fuese un decorado en un escenario de crisis económica muy aguda, se ha transformado en un argumento para que desde el poder y los gobiernos de turno no se generen las medidas necesarias para cuidarnos.
Cerrar vs. abrir. Medidas buenas vs. medidas malas. Priorizar la vida o la economía. Los antagonismos colapsan impulsados aceleradamente por una situación sanitaria inevitable.
Las certidumbres cotizan en bolsa y la vida se escurre a una velocidad que no estamos preparados para enfrentar.
Las medidas económicas que se pudieron haber tomado para generar una urgente redistribución de la riqueza, zozobraron en el debate mediático.
El temor, la falta de voluntad de tocar al poder, nos lleva enfrentar de peor forma al poder del virus que nos muestra los limites del crepito sistema.
Quienes no acuerdan con cerrar tienen razón, la economía se desploma, pero quienes sostienen que lo prioritario es la salud, también tienen razón, ya que la vida se pierde.Mientras tanto los ricos son más ricos, creciendo de modo exponencial y la pobreza crece a niveles alarmantes.Urge tomar medidas que protejan la vida y no priorice las grandes fortunas.
O prepararnos para lo peor.
Opiniones al margen 