De a poco las palabras van saliendo. Brotando, encontrando su cauce.
No deja de sorprenderme (como ningunx de mis hijxs) como las palabras se van abriendo camino, como necesitan estar presentes.
El lenguaje se apropia de ella, un dia te despertas y te dice “hola” (de distintas formas y colores), al otro dia inexplicables palabras resuenan por la casa y de repente aparece un “Hola papá”, “agua”, “leche”, “alfajor”,”pato”, “bicicleta”, etc. Hasta hace poco, cuando ella no quería algo nos decía “Mile, NO”. Las palabras no vienen solas, van acompañadas de gestos, danzas, expresiones tan claras que sorprende, hasta los silencios uno puede leer.
Agarra un celular viejo y llama a sus hermanxs y tiene extensos diálogos indescifrables donde no faltan risas, expresiones de sorpresa y complicidades. Sus nombres va repitiendo como mantras por toda la casa y cuando los ve se queda sin palabras.
La danza la acompaña, y el “guau” es perro, y yo le subrayo que es perro, y ella me responde: “Guau”, y de ese modo nos pasamos la cuadra…
Un tiempo yo era “Mamia” y la madre se derretía pero también se alertaba… ja!
Ama a los globos, ama a su perro Milo, ama danzar, está muy inquieta en aprender a cantar, no ve las horas de poder saltar.
Con un cuento en la mano me pide que me siente en el piso y cruzando sus piernas como indiecito se apresta para escuchar. Exclama y se sorprende con los relatos.
Ama el agua, saluda a la luna, a las plantas también.
El lenguaje se va apropiando de ella, y del “Aca estoy”, pasa a decirme con alegre y sorprendente exclamación: “¿Qué es eso?”
Siente lo que dice, dice lo que siente, la mirada fulminante y su sonrisa aporta a reforzar su mensaje. En silencio de modo muy atenta, escucha para luego repetir sin descanso y tomados de la mano, dando giros, nos lleva a fantásticos mundos que nos invita a descubrir.
Milenka se deleita con todos los colores del lenguaje.
Hay noches donde al oído le cuento un cuento para que pueda dormirse.
Papá.