“Voy a matar al presidente”… gritaba frente al televisor en su casa. El calor y la angustia del inminente recorte jubilatorio y a las pensiones lo colmaban. Estaba por estallar. Salió de su casa, fue a una plaza y en ese lugar no encontró el desahogo necesario. Sacó su celular, llamo al 911 y dijo: “Tengo una bomba y voy a hacer estallar el avión presidencial”.
Mientras en Plaza de dos Congresos la policía reprimía bestialmente y se preparaban para la cacería de manifestantes, en el centro de atención del 911 atendieron la llamada de Javier el cual repetía: «Tengo una bomba y voy a hacer estallar el avión presidencial”. En el Call Center tomaron en serio su llamada.
Le consultaron como era su nombre y como estaba vestido, además de preguntarle donde se encontraba. Javier, el cual sufre de esquizofrenia desde los 15 años, respondió a todas las preguntas con verdad. Minutos más tarde un grupo de Gendarmes llegó al lugar y se lo llevó preso. Él se quedo esperando porque desde el 911 le dijeron que le iban a regalar un celular por defender a los jubilados.
65 días estuvo preso en el Penal de Ezeiza, paso navidad, año nuevo y gran parte del verano, para el juez Federal Sergio Torres, no había motivo de libertad. En el Hospital Penitenciario Central, le suministraron mal los medicamentos y tuvo brotes psicóticos.
El hombre de familia de laburantes. implotó al saber que las jubilaciones de sus padres y la de su pensión por discapacidad se iban a recortar. Lo que no sabia es el delirante estado de salud mental del poder judicial, las fuerzas represivas y que el presidente ve crecer de modo invisible al país.
PD: Este texto se basa en hechos reales.
Texto: @JoseComunicando