El hombre ya se roció de combustible, toma distancia de su mujer e hija, trata de alejarlas, en su otra mano un encendedor preanuncia lo que nadie quiere imaginar.
Parado en el techo de una precaria vivienda, lxs tres de un modo u otro van a defender el único lugar en el mundo donde conquistaron su dignidad. Abajo las fuerzas represivas van desalojando familias y lanzando al vacío, con poder judicial en mano, a lxs pobres que solo pedían unos metros de tierra para vivir.
La mujer intenta calmar al hombre, el frio viento polar de esta mañana de otoño nos hace saber el nivel de desesperación que tiene esa familia al resistir desde el techo sus metros de esperanza que le pretenden arrebatar. El hombre le grita a las fuerzas represiva, intenta ser escuchado, no se percibe lo que dice, pero en esta dantesca postal, no es muy difícil imaginarlo.
Por los medios de comunicación, la intendenta de Juárez Celman y altos funcionarios provinciales tratan de dar sentido a esta locura. Confunden, mienten, minimizan, se muestran como dialoguistas; pero esconden las miserias de propuestas que les ofrecieron, las cuales apenas ayudaban a resolver por unos días la desesperada situación de lxs sin techo.
A esta altura de la mañana, sobre estos campos abandonados, ¿el poder judicial y político, sabrá donde esta el derecho?
Mientras la mujer cubre del frio a su hija en la otra punta de la vivienda, casi sobre el techo, flamea una bandera Argentina y la acompaña un cartel que dice: No al Desalojo.